Viejo y querido Ferrocarril Sarmiento. Tantos trenes han circulado por tus venas que han dejado una huella. La huella del tiempo se siente muy fuerte cuando uno se queda en alguna estación de la línea, tal vez mirando un tren o quizás contemplando la quietud del lugar bajo el andén. La variedad de sentimientos puede ser diferente en cada persona, pero les puedo asegurar que observar un tren cerealero en una estación del Ferrocarril Sarmiento, es una grata experiencia con una fuerte mística. Este ferrocarril, que desde sus inicios se caracterizó por el movimiento de granos de oeste a este, forma junto a sus estaciones un paisaje soñado, al menos para mi. Hoy en día, el movimiento de los trenes que circulan la linea, es menor a los años pasados, donde toda la carga se transportaba por tren, pero aun tenemos la suerte de poder vivir en el 2010, esos pequeños momentos que nos regala un tren cerealero en una estación del Oeste. Algunos quizás dirán... "¿Pero que mística puede tener observar unos cuantos vagones tolva estacionados en una vía tercera?" Lo dejo a criterio de cada lector/observador. Desde mi lugar intento transmitirles lo que yo siento y espero ser lo más transparente posible, ya que la sinceridad y humildad pueden ser el mejor regalo que en estos tiempos de envidia y egoísmo, son difíciles de encontrar.
¿Cómo es una mañana en Carlos Casares a 312km de Buenos Aires?
Texto: Facundo Morando
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